Luis Espiridión

Folios 34

Luis Espiridión y las estrategias de la mirada

La limpieza lineal de los personajes de Luis Espiridión fue mi primer contacto con su escultura. Bosques formados por siluetas metálicas y bidimensionales provocan de forma extraña a los ojos que observan. En las piezas de Espiridión la voluptuosidad se contrae, hace a un lado el volumen para concentrarse en la omnipresencia de la línea. El resultado es un mundo de seres antropomorfos y zoomorfos que conviven, vueltos metal o coloridas resinas, con el espacio en el que son ubicados. 

Con más de treinta años de trayectoria en la escultura, Luis Espiridión ofrece en su obra la posibilidad de imaginar los paisajes donde habitan sus personajes. Bailarinas sin rostro, ángeles sedentes, equilibristas, atletas, ciclistas, corredores, personajes de caricatura, torsos rotos, seres mitológicos, cerdos, gatos, cabras, perras lactantes, liebres y hasta elefantes habitan su mundo. En ese universo las formas se liberan de la tridimensionalidad dotando a la vista de la profundidad faltante. Será la perspectiva del ojo que contempla la que se deslice por la solidez metálica de las formas o a través de las transparencias de los polímeros de sus piezas para encontrar el punto exacto, en el que cada una se conecta a la multiplicidad de direcciones que la mirada puede elegir. 

La esbeltez y verticalidad de sus figuras las alza como si se trataran de relojes de sol que buscan la comunión astral durante el cenit. De pie y sin sombra, los cuerpos de Luis Espiridión establecen su raíz telúrica al reducir a un solo punto su contacto con la tierra. Seres incompletos, rotos a voluntad por su creador, descansan de la vida. Petrificadas, las esculturas se construyen a partir de esa constante búsqueda del equilibrio consigo mismas y su entorno. Su obra parece una colección que condensa la luminosidad y la temperatura que las envuelve en la salinidad que el viento y la brisa les traen. De pie o sedentes, las figuras de Luis inscriben datos de la vida que las abraza. 

La mirada trazará circunvoluciones alrededor de las esculturas para encontrarse con relieves genitales, agudos ángulos óseos y contrastantes texturas de plumas, muslos, aletas, escamas, crestas y colmillos. Las estrategias son múltiples y dependerá de quien mira —de su albedrío e interés— incorporar las formas de Espiridión al universo de las ideas, siempre distintas en cada observador. 

Verónica López García

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